La Vuelta al Mundo (Zen y el Arte de Viajar)

 

La vuelta al mundo es el viaje más perfecto que existe. No hay duda de ello. Hay algo mágico detrás; es la sensación de abrazar la Tierra de un extremo al otro y de participar en su dinámica. Por otra parte, bien hay que esforzarse por realizar cosas bellas en la vida; es una ley. Y dar la vuelta al mundo es algo bellísimo.

Lo ideal es emplear un mínimo de un año en completarla, mas nadie que la realice, aunque solo sea en ochenta días, volverá a ser el mismo, ya que, en cierto modo, las vueltas al mundo son viajes iniciáticos, viajes de aprendizaje sobre uno mismo y de reconocimiento físico del planeta donde hemos nacido. Las vueltas al mundo de menos de 80 días son ridículas, son como un chiste y no merecen atención; hay que intentar que alcancen el año para que tengan personalidad propia. Una de las razones principales de las vueltas al mundo es conocer a conciencia las islas de Oceanía y eso lleva tiempo, mucho más que 80 días.

Parece más “natural” comenzar la vuelta al mundo hacia el Oriente, a la inversa del movimiento de rotación de la Tierra, aun cuando os asalte la grata impresión de que habéis “ganado” un día a mitad de vuestro periplo. Las razones son varias; una de ellas es la económica, por los mejores precios de los boletos de aviones que vuelan desde América a Europa, y de Asia a América, que al contrario. Otra es por la sensación de ir en busca del sol.

Sin embargo, es perfectamente factible (aunque más heterodoxo) dejarse llevar por la inercia del planeta y comenzar hacia el Oeste.

Si es cierto lo que afirmaba el escritor cubano José Martí (aunque lo plagió de otras culturas) de que para llegar a ser un hombre (o una mujer) completo (a) son necesarias tres condiciones, a saber:

1 – plantar un árbol

2 – escribir un libro que sea publicado por una editorial de verdad (no autoeditado)

3 – tener un hijo

yo añadiría una cuarta:

4 – dar la vuelta al mundo en un año

Plantar un árbol desarrolla tus sentimientos y, por añadidura, te lleva a amar la naturaleza, a ser tierno con los animales.

Escribir un libro desarrolla tu mente. Has de esmerarte para que te lo publiquen las editoriales solventes. El acudir a las imprentas (que se camuflan como “editoriales” para timarte) y pagar por adelantando para que le pongan tapas a tus escritos, no es válido, y el producto que te venden no es un libro, aunque exteriormente tenga el aspecto de un libro. Las editoriales de verdad no te hacen pagar nada por adelantado y te entregan cada año tus derechos de autor por los libros vendidos.

Tener un hijo es lo más maravilloso del mundo, tanto para el padre como para la madre. Además, desarrolla tu vida sexual y tu esencia, cumpliendo con los designios de la Madre Naturaleza. Tú has recibido la vida de tus padres y la Naturaleza espera que tú hagas lo propio y te reproduzcas.

Dar la vuelta al mundo, viajando conscientemente, desarrolla todos tus sentidos al unísono, los sentimientos, la mente, tu cuerpo físico, tu vida sexual (cuando se viaja se generan numerosas ocasiones íntimas para seducir a seres del sexo opuesto de tu propia especia) y favorece la eclosión del alma.

De hecho, hay tres condiciones más, hasta siete, para devenir un hombre completo, que se pueden resumir así:

5 – Educación para el viaje: adquirir conocimientos de Humanidades y aprender, o al menos chapurrear, las seis lenguas oficiales de trabajo de las Naciones Unidas (Árabe, Chino, Español, Francés, Inglés Ruso). Ello ayuda a desarrollar la mente y a integrarse mejor con las gentes de los países que se cruzarán si se adopta el Camino del Viajero. Lo ideal para formarse como persona siguiendo el Camino del Viajero son diez años de viajes, si es posible conociendo todos los países de las Naciones Unidas. Es como una carrera universitaria, la carrera de la vida práctica. Nadie te dará diplomas, más bien al contrario, al viajero se le ve hoy como un ser improductivo, casi como un delincuente. Por ello la siguiente condición, la número seis, es muy importante cumplirla.

6 – Dar al César lo que es del César: no hay que ser un parásito de la sociedad. Hay que dignificar la actividad y la palabra “viajero” pues mucha gente la identifica con vagabundo, y hay quien te toma por un fuera de la ley, sin embargo un viajero consumado adquiere más conocimientos que un catedrático de universidad. Mucha culpa de ello la tienen los viajantes, o esos falsos viajeros que venden en sus páginas güebs pócimas crecepelo, ofrecen camas en hoteles, seguros de viaje, billetes de avión, etc., y que se arrogan el derecho a declararse “viajeros” sin serlo ni por asomo. Hay que viajar con el sudor de tu frente, y entre viaje y viaje acumular tiempo cotizado en la Seguridad Social para, al menos, alcanzar el mínimo necesario para percibir una pensión contributiva, mínima pero digna, sin ser parásito de la sociedad ni del gobierno de tu país cuando seas anciano y estés para el arrastre.

7 – Dar a Dios lo que es de Dios: tenemos que eclosionar, es el propósito de nuestra existencia, somos semillas; al menos hay que intentarlo, aunque no tengamos éxito, pero hay que intentarlo sin tregua. Es el objetivo final de toda vida humana, para ello existe el hombre, pues nuestro planeta Tierra es una fábrica de almas, aunque la mayoría de las personas no lo comprenda. Gentes sabias en los monasterios pueden ayudarte en este cometido; tendrás que libar conocimiento, como la abeja liba el néctar de las flores, tú tienes 193 flores (países de la ONU) para aprender de todos ellos. No es necesario creer en Dios ni ser de ninguna religión, únicamente hay que tratar de comprender el propósito de la existencia, y las condiciones para esa comprensión te las aporta el Camino del Viajero cuando te encuentras on the road.

Según mi experiencia, una vuelta al mundo “perfecta” ha de cumplir los tres siguientes requisitos:

- 1: haber durado un mínimo de 1 año de viaje constante

- 2: financiarse el viaje con el trabajo propio, sin ayuda exterior

- 3: viajar por los cinco continentes

Mas si a ello se añade una cuarta condición:

- 4: no tomar aviones

Entonces se convierte en excelsa. Una vuelta al mundo así (sin ayuda exterior) es la que produce más satisfacción y constituye un bautismo para trascender la categoría de turista y devenir un Viajero.

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MAPAMUNDI

Un mapa mostrando con flechitas tus viajes por tierra y por mar (por avión es innecesario) es como un carné de identidad. Además de señalar la calidad de los viajes se puede hasta adivinar el carácter del viajero para el que sepa interpretarlos. Un observador se fija en cómo se ha cruzado por tierra el desierto del Sahara, el estrecho de Bering, el tapón del Darién, Afganistán… Un viajero sin mapamundi es como un indocumentado en la sociedad, un habitante ilegal en una ciudad; el mapamundi es consubstancial del viajero que se precie como tal.

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 GUÍAS

Generalmente, cuando una guía es publicada, ya es obsoleta, pues han pasado más de dos años desde que el autor ha visitado los lugares descritos (si es que los ha pisado, pues muchas “guías” son escritas por “viajeros” que no han viajado más allá de su pueblo natal y han plagiado otras “guías” existentes en el mercado). Las guías son ya cadáveres desde el momento que se publican. Esas llamadas “guías” robotizan a los turistas, los aborregan, y los lugares que se recomiendan en ellas se saturan de turistas con su guía en el brazo, como si fuera la Biblia, y los dueños de esos lugares, hostales o restaurantes, que son muy granujas, aumentan los precios al ver el éxito.

Otros inconvenientes de las guías son el peso en vuestra bolsa, más el importe de ellas. Es mejor consultar Internet, a otros viajeros “on the road” (el boca a boca es la mejor guía), a los nativos (las guías te mantienen alejado de las gentes locales), o a las Oficinas de Turismo del lugar visitado.

Las peores “guías” son unas en inglés muy populares, cuyo título es algo así como de un planeta que no tiene amigos y por eso está solo, que aborregan demasiado a la gente, las idiotiza. Cuando veo a alguien con una de esas nefastas guías en la mano, me alejo de él de inmediato, porque ya sé de antemano que no es un verdadero viajero.

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DINERO

No seáis “agarrados” con los pedigüeños que se acercarán a solicitaros limosnas. No se puede dar dinero a todos, pero sí distribuir alguna rupia a los más desesperados. Pensad que vosotros habéis podido viajar a sus países, pero ellos jamás podrán visitar el vuestro. Vosotros recibís mucho de vuestras vivencias en el país visitado, así pues qué menos que repartir algunas monedas entre los más indigentes. Es una ley de reciprocidad. Si no entregas nada no te aprovecharán los conocimientos que tú crees que estás adquiriendo en tu viaje; es como robar. Tú obtienes algo y deberías agradecerlo pagando por ello, aunque sea con sonrisas y buenos deseos, pero si es ayudando a gente menesterosa, aun mejor, pues la Naturaleza no da nada gratis. Se reconoce al buen viajero en que es generoso con los pobres de los países que visita.

Asimismo, sed generosos con los vendedores pobres. He visto a turistas españoles, desahogados económicamente, que han regateado porfiadamente con vendedoras ancianas por algo de fruta, o por algún pequeño souvenir, y al conseguir una rebaja se han sentido viajeros más “expertos” que el que ha abonado el primer precio. Considerad primero los ropajes y las condiciones del vendedor.

Otra cosa es mercadear “a muerte” en bazares o en zocos orientales, donde los vendedores granujas piden por sus mercaderías un primer precio exagerado a los extranjeros, y mediante zalamerías, como invitándote a un té, o dándote palmaditas en la espalda, te rebajan en algo el precio y acaban “desplumándote”. Con ellos sí que hay que ser receloso, visitar otros comercios donde vendan los mismos artículos, comparar precios, y aun así te timarán, pero menos.

Si tu presupuesto es corto, procura beneficiarte de los descuentos en billetes de avión, trenes, autobuses y gratuidades en museos haciéndote pasar por estudiante, hasta que consigas beneficiarte de esos descuentos y gratuidades haciéndote pasar por jubilado.

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IDIOMAS

En el mundo existen actualmente de 6000 a 7000 idiomas (según algunas fuentes esta cifra asciende a 30.000, incluyendo los dialectos). Todos son muy dignos, pues son obra de la Humanidad. Sin embargo, para los propósitos viajeros, apenas un puñado de ellos es necesario, pues el saber sí que ocupa lugar, en la mente, y su aprendizaje consume valioso tiempo, por lo que hay que ser selectivo en lo que se estudia y descartar de entrada las lenguas minoritarias. Un viajero, o quien pretenda serlo, tiene la responsabilidad moral de tratar de aprender lo mejor posible los seis idiomas oficiales de trabajo utilizados por las Naciones Unidas, y los más prácticos para el viajero. Estos, por orden de importancia para el viajero luso/hispano, son:

 - ESPAÑOL. El idioma Español ha recibido 11 Premios Nobel de Literatura. Tenemos el gran privilegio de hablarlo en los países hispanos, tanto en España como en América, en Guinea Ecuatorial, y norte de Marruecos, en más de 25 países y territorios de los cinco continentes, y en la República Saharaui todo el mundo también habla el Español como segunda lengua, tras el árabe. Somos más de 550 millones de hispano parlantes (y más de otros 1000 millones que la estudian), y si a ello sumamos el Portugués, lengua hermana, pues todos los brasileños y los portugueses comprenden el Español, añadimos 250 millones más, aunque sea chapurreando un “portuñol”. Otras lenguas hermanas del Español son el Chamorro de la Micronesia, el Tagalo y otras lenguas de Filipinas, el Papiamento del Caribe, o el Ladino de los hebreos sefardíes, entre varias más. No hay viajero que se precie como tal que no hable el Español fluidamente.

Tras el Chino, el Español es la segunda lengua materna más hablada en el mundo. El Hindi es la tercera, el Árabe es la cuarta, el Inglés es la quinta y el Portugués es la sexta. Dentro de unas décadas el Español se convertirá en la primera lengua internacional.

- INGLÉS. Es actualmente la lengua internacional por excelencia. En todos los países del mundo encontraréis a alguien que la hable. Es, además muy sencilla de aprender.

Os habréis dado cuenta de que es más fácil comprender a un indio (de la India, claro) hablando un Inglés sui géneris, que, por ejemplo, a un inglés de Oxford o a un americano de Oklahoma.

No tengáis temor de pronunciarlo mal y lanzaros a su práctica sin complejos cuando viajéis. En algunas tiendas asiáticas he visto el siguiente letrero: “We speak broken English fluently”.

 - FRANCÉS. Es muy útil en África, además del Quebec, Europa Occidental, y en varias islas de Oceanía. Para nosotros es muy fácil de aprender por su semejanza con el Español y el Portugués. Por otra parte, a los franceses no les hace mucha gracia hablar en Inglés.

 - RUSO. A pesar de que es una lengua que ha perdido importancia tras la descomposición de la Unión Soviética, con ella seréis capaces de comunicaros con más de 300 millones de personas, a saber: las quince repúblicas que componían la vieja URSS, más Bulgaria (el búlgaro y el ruso son lenguas tan parecidas como el italiano y el español), en los demás países eslavos, y en Mongolia (todos los mongoles mayores dominan el Ruso).

Como el Inglés no está muy generalizado entre los rusos, os será necesario aprender al menos algunas frases de Ruso si cruzáis Siberia en trenes.

 - CHINO. El Chino Mandarín (el dialecto de Beijing, o Pekín), además de ser la lengua más hablada del mundo es una filosofía, es arte, es ciencia, es belleza… El Chino es más que una lengua, y su aprendizaje, con la delicadeza de su caligrafía, te puede llevar una vida entera. Aunque nunca se viaje a China, estudiar el Chino es un gran placer y llenará tu vida anímica y lúdicamente.

Hay chinos por todo el mundo, aunque el idioma chino más hablado fuera de China es el Cantonés, que se escribe igual que el Mandarín (la escritura china es similar en todos los dialectos).

En cierta ocasión, en la isla de Borneo, unos chinos me ayudaron a cruzar un río en su canoa merced a mantener con ellos una pequeña y desenfadada conversación en Chino Mandarín, tras la cual constataron que era un viajero, mientras que a otros extranjeros europeos no les ayudaron, ni siquiera por dinero, pues la gente sencilla siente más que piensa, y notaron que esos europeos no se integraban en los países que recorrían (en muchos países asiáticos y africanos el turista es considerado un ser inmoral), y debieron dar un gran rodeo de casi una hora, hasta encontrar un puente, para alcanzar las cabañas donde dormían. Si volviera a nacer volvería a ser viajero, y mi sueño sería que mis padres fueran los mismos, pero nacidos en China, para aprender el chino mandarín como lengua materna, me compraría una flauta Ney y recorrería el mundo a lo Xuanzang.

 - ÁRABE. Como sea que en todos los países árabes se habla una segunda lengua, generalmente el Inglés o el Francés, ello hace que el Árabe sea el idioma menos imprescindible de las seis lenguas oficiales de las Naciones Unidas. Sin embargo, aprender unas frases de Árabe es de gran utilidad y os abrirá puertas, incluso en países no árabes pero de población musulmana. Tanto en el Español como en el Portugués hay unas 4000 palabras de origen Árabe, lo que nos facilita su aprendizaje.

Si decidís aprender la lengua árabe, o bien estudiad el Árabe clásico, o elegid el habla de Egipto, que la conoce todo árabe debido a las películas egipcias, que son muy populares en todos los países árabes, desde Marruecos a Irak.

 Un buen viajero es capaz de desenvolverse con soltura en las seis lenguas oficiales de las Naciones Unidas. Os aconsejo estudiarlas en el transcurso de vuestros viajes comprando algún manual, pues siempre hay que esperar muchas horas en los aeropuertos, estaciones de trenes, durante las travesías marítimas, etc., y así de paso empleáis provechosamente vuestro tiempo y haréis más amistades locales que gustosamente os ayudarán en la pronunciación y a ampliar vuestro vocabulario. Otras lenguas también útiles para el viajero son el Alemán, sobre todo para Europa Central (aunque en Alemania toda persona culta domina el Ingles), el Turco, que con diversas variaciones es hablado por 150 millones de personas, desde Turquía al Norte de Siberia pasando por los países de Asia Central. El Bahasa indonesio lo hablan más de 200 millones de seres y se asemeja al Malayo y al Filipino, y el Suahili lo hablan más de 150 millones.

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