TURISTAS, VIAJANTES Y VIAJEROS
El turista veranea, el viajante se desplaza. El viajero viaja.
Otra diferencia entre un turista, un viajante y un viajero es que el turista veranea con un billete de ida y vuelta y busca ocio y placer, algo muy recomendable. El viajante se desplaza al estilo de la Señorita Pepis, busca beneficio económico y va allá adonde le ordenan las empresas comerciales, o ayuntamientos que los contratan por dinero para promocionar un país o una ciudad, o una empresa de seguros, cadena hotelera, firmas de pócimas crecepelo, etc. Y el viajero parte de viaje con un billete de ida, viaja a lo Marco Polo y auto-financiándose su viaje, no sabe cuando volverá y busca conocimiento.
Algunos objetivos a los que aspira el viajero, son:
- Aprender (aunque sea “defendiéndose”) las seis lenguas oficiales de trabajo de las Naciones Unidas y más habladas por la Humanidad, que son el Árabe, Chino, Español, Francés, Inglés y Ruso. Alguien que, en la actualidad, se autodenomine viajero y no sepa hablar fluidamente y escribir, al menos Español, Inglés y Francés, jamás será un buen viajero. El aprendizaje de una cuarta lengua (Árabe, Chino, Ruso) le será muy recomendable para alcanzar la maestría.
- Trabajar con el sudor de tu frente, ser autosuficiente, sin depender de nadie, sin aceptar viajes gratis (a cambio de propaganda en tu güeb o de escribir alabando el lugar adonde te mandan), ganando a pulso el dinero para costear tus propios viajes, sin vender a través de tus páginas güeb pócimas crecepelo, encajes de bolillos o ratoneras.
Hoy en día, según mi criterio, existen las siguientes categorías principales de personas que veranean, se desplazan y viajan. Por sus objetivos los conoceréis:
1 – VIAJANTES. Los viajantes se desplazan para poder vivir de ello; son aficionados que han encontrado en el mundo de los viajes su modus vivendi; viven de los turistas, son parásitos de ellos. Sus actividades son lícitas, por supuesto, pero algunos (prácticamente todos) presumen de ser “viajeros”, sin serlo ni por asomo y sin querer pagar el precio para ello. No les perdono que desvirtúen la palabra “viajero” utilizándola ellos, siendo como son simples aficionados, y además pésimos; deberían hacerse llamar “vividores de los desplazamientos”, o incluso “profesionales de los desplazamientos”, lo cual no es peyorativo y hasta son necesarios; si los viajantes actuales no existieran habría otros substituyéndolos, siempre habrá viajantes, es inevitable. Los viajantes son expertos en conseguir patrocinadores que les financien sus viajes, que suelen ser muy simples, de pan y mantequilla, tipo Señorita Pepis (pero luego hablan maravillas de ellos para pagar a sus patrocinadores por las gratuidades y estipendios), o bien abren una página web ,o blog, o una cuenta Instagram relatando sus desplazamientos, llena de propaganda comercial y donde ofrecen a los turistas, de los que dependen, billetes de avión, cámaras fotográficas, seguros, consejerías de viajes, habitaciones de hoteles, ropa deportiva tipo “Sargento Carioca”, ratoneras, encajes de bolillos, supositorios recuperables, pócimas crecepelo, etc.
Hay periodistas o corresponsales, algunos muy buenos en su profesión, que se autodenominan “viajeros” porque para realizar sus trabajos se han de desplazar al extranjero. Se ve que les gusta la palabra “viajero” y creen que les da prestigio. Sin embargo, son ceros a la izquierda, de viajeros no tienen nada, en todo caso son viajantes. Hay que repetirlo mil veces para que no nos sigan engañando: LOS PERIODISTAS Y REPORTEROS NO SON VIAJEROS. Muchos son incluso anti-viajeros. No viajan, sino que se desplazan y escriben libros sobre algún país, o un río, y el contenido es periodístico, es decir, con 0% de aventura, pues van a hoteles que les ha reservado su agencia de noticias, o la televisión, o ellos mismos; también disponen de un billete de vuelta a su país, suelen contactar a las embajadas de España para recabar ayuda y casi siempre utilizan un taxi con chófer y contratando guías, o en cabina de lujo en barcos por ríos. Ninguno de ellos es un viajero, ninguno de ellos se va en solitario a la India por 6 meses, o al África Negra por un año, por ejemplo, con una mochila a desenvolverse con la gente de a pie. Y, sin embargo, como los periodistas se ayudan entre ellos, nos cuelan que son “viajeros” y sus libros de “viajes” se venden como rosquillas, dando gato por liebre al lector.
Hay otros viajantes que se inventan desplazamientos prescindibles, pues no aportan nada, con el objetivo, según ellos, de proteger la naturaleza del planeta Tierra y el cambio climático, o propugnar la paz en el mundo, o defender a los niños de países pobres en dinero, o llevar sonrisas a los niños, etc. Pero a ninguno se le ocurre trabajar en una fábrica, oficina, o donde sea y donar una parte de su salario a una organización que se dedique a estos fines. ¡Ah, no! ellos lo que quieren es que les paguen a ellos para predicar sus objetivos, es decir, viajar gratis y encima percibiendo dinero por sus desplazamientos. De hecho, la ecología del planeta Tierra y el cambio climático, la paz o la pobreza de los niños y sus sonrisas les traen sin cuidado, ellos solo se preocupan de su bolsillo; son más bien unos “caraduras”. Una vez que han concluido una de sus pequeñas aventuras prescindibles (y algunas hasta haciendo trampas) ya no se reincorporan a la sociedad buscando un trabajo normal, sino que viven todo el resto de su vida explotando esa aventura, cobrando por dar charlas “motivacionales” en empresas, colegios, etc., y hacen cualquier cosa para vivir del cuento y no volver nunca más a trabajar. Y hasta hay algunos que se hacen llamar “aventureros profesionales”, o “viajeros profesionales”… Y los peores son los “begpackers” (mochilimosneros) que piden limosna en países asiáticos para seguir “viajando” (desplazándose), o los que tras hacer un viajecito a la Señorita Pepis se creen expertos y se ofrecen como “consultores” viajeros por internet dando clases por vídeo de cómo viajar, y de este modo timan al pobre incauto que cree en ellos.
Verdaderamente, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un viajante se convierta en un viajero.
2 – TURISTAS: es una categoría muy superior a la del viajante y muy respetable, pues el turista viaja con el sudor de su frente y favorece al viajero, ya que al viajar tantos se obtienen buenos precios en los aviones. Los viajantes son parásitos de los turistas.
Los turistas suelen inscribirse en un tour a través de una agencia de viajes, o bien compran a los viajantes billetes de avión y habitaciones de hoteles. Gracias a los turistas, los viajeros pueden entrar en la mayoría de los países del mundo en condición de “turista”, pues como “viajero” no está contemplado y no te permitirían el ingreso. Todos los viajeros están muy agradecidos a los turistas. El turista que observa la máxima: “se reconoce al buen viajero en que es generoso con los pobres de los países que visita”, trasciende su categoría y se aproxima a la del peregrino,
3 – TICKERS, como son llamados en inglés, aunque yo los denomino viajeros bip bip (o beep beep en inglés, por el sonido que emite el Correcaminos al correr perseguido por el Coyote). Es una variante desdichada de Turista. Algunos de ellos se obsesionan por apuntarse países y territorios en los clubes viajeros donde están inscritos, aunque solo sea pasando un día en su capital, o pisando el aeropuerto, o viajando de noche sin ver prácticamente nada, para sumar más países y territorios y así presumir de ser más “viajero”. Hay quienes llegan a visitar superficialmente los 193 países de la ONU pero ello no los convierte en verdaderos viajeros, sino en viajantes, y también en “tickers”. Abundan los “tickers” de nacionalidad estadounidense, pero también hay algunos españoles.
A los “tickers”, o “bip bip”, no les importa averiguar cómo vive la gente del país que recorren, sino saber que han estado en otro país más de su lista y sumado más puntos.
4 – AMANTES DE LOS VIAJES (AFICIONADOS PROMETEDORES): tienen alma de viajero y se aproximan mucho a ellos. El amante de los viajes solo compra el billete de avión a las agencias de viajes, o mejor aun y más barato, por Internet, pero no puede (por motivos laborales o familiares) dedicar más tiempo a su pasión, a pesar de que utilizan las técnicas del viajero para viajar y comparten sus objetivos. Algunos escriben libros sobre sus experiencias en los viajes, que suelen ser muy recomendables. Son gente admirable.
5 – VIAJEROS: viven para viajar!!! Nada les interesa más en este mundo que viajar años y años seguidos, y lo sacrifican todo para penetrar en los vericuetos más insólitos del planeta, alimentándose del néctar y la ambrosía de los viajes. Viajar es ir a la búsqueda de uno mismo, es un estado de conciencia. Un viajero es la esencia de la Humanidad concentrada en una sola persona. Los viajeros aman al mundo con pasión (y el mundo los ama a ellos). Siempre parten sin billete de vuelta encontrando trabajos eventuales. Algunos viajeros escriben sus vivencias en libros para ayudar a otros viajeros, pero sin lucro comercial, y apenas les reportan beneficios, lo que no les importa, pues los escriben por amor al viaje y a los viajeros. Son libros vivos, en carne viva, de tú a tú, a diferencia de los que escriben los viajantes, que suelen ser tostones repletos de paja que sacan de las enciclopedias o de internet para llenar páginas.
6 – PEREGRINOS: son viajeros en busca de conocimiento. Es una categoría superior a la de viajero. Los peregrinos con frecuencia viajan a pie o en burro, a lo “Mulá Nasrudín”, dirigiéndose como derviches a un tekke en algún valle oculto del Pamir, como un yogi a las fuentes del Ganges, o a poblados indígenas en aldeas en medio de la jungla, como los misioneros, para socorrer a los menesterosos de los países pobres en dinero, y hasta para comprar la libertad de esclavos, que aun existen en nuestro siglo XXI. Dos ejemplos de tales viajeros admirables son el Padre Damián de Veuster (el apóstol de los leprosos) y el mallorquín fray Junípero Serra. Sus viajes son nobles y les proporcionan la atmósfera y condiciones para comprender mejor su existencia en este mundo.
7 – VIAJEROS DE LA MADRE NATURALEZA: son viajeros sagrados! Esta es la categoría más elevada de viajero. Viajan, no por ocio ni para presumir, sino por el más básico motivo de la Humanidad: mejorar sus condiciones de vida. De no ser por su impulso el ser humano seguiría durmiendo en cavernas o, lo más probable, se habría extinguido. Suelen viajar a pie y en pateras.
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